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jueves, 31 de marzo de 2016

Noticias de la tarde

La tarifa social también tendrá aumentos: cuáles son los requisitos para acceder

 CAPITAL FEDERAL 31 Mar(Infobae).-En el caso de los colectivos, se irá de $1,80 a 2,70 pesos. Cómo es el trámite para acceder al beneficio.El gobierno nacional anunció este mediodía una tarifa social en trenes y colectivos con un descuento de 55% respecto a los nuevos valores del pasaje, que comenzará a regir a partir del próximo 8 de abril. Sin embargo, este boleto será un 50% más caro de lo que valía hasta ahora.Según explicó en conferencia de prensa el ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, la tarifa social en los colectivos del área metropolitana pasará de costar $1,80 a $2,70. Para el caso del subte, el pasaje costará $4, pero recién a fines de mayo tras su aprobación en audiencia pública.En los ferrocarriles, el boleto subsidiado también sufrirá un incremento del 50%. Además, tendrá dos mínimos, explicó el funcionario, dependiendo del ramal de cada línea. Dietrich informó que para algunos servicios tendrá un valor de 0,90 centavos y en otros casos, 1,80 pesos.La medida alcanza a jubilados y pensionados, aquellos que tengan planes sociales del programa Jefes y Jefas de Hogar y el Progresar, beneficiarios de la AUH y Asignación por Embarazo, personal de trabajo doméstico, ex combatientes de Malvinas. Además, se agregan: Monotributo Social, Pensiones no Contributivas y planes "Argentina Trabaja" y "Ellas Hacen", del Ministerio de Desarrollo Social.Quienes sean alcanzados por la tarifa social deberán realizar previamente un trámite a través de la página www.sube.gov.ar, por teléfono o en las oficinas de Sube y se carga automáticamente en la tarjeta del beneficiario. En tanto, aquellos que ya gozaban del beneficio, no deberán volver a hacer el trámite.Hoy por hoy acceden a la tarifa social algo más de 2.200.000 de personal. Tras los anuncios, el ministro señaló que el objetivo es alcanzar los seis millones de beneficiarios. "La intención es facilitar y mejorar el acceso de los sectores más vulnerables, aumentándose el descuento y exponiéndose a más personas", dijo Dietrich.El anuncio se realizó en la Casa Rosada, lugar al que se trasladaron los funcionarios por una protesta en la sede del Ministerio de Economía.
Guillermo Dietrich y el costoso camino de bajar los subsidios

CAPITAL FEDERAL 31 Mar(La Nacion).-La diferenciación de la tarifa es el primer paso para entregar el beneficio a los pasajeros y no a los transportistas.Nunca es una buena noticia anunciar un aumento, menos aún del transporte. Hay que buscar en los pliegues de la medida para encontrar un poco de luz. Allá lejos se puede ver una intención: empezar a rotar el subsidio de los empresarios a los pasajeros. Dicho de otra manera, dejar de depositar mes a mes dinero en las cuentas corrientes de los dueños de los colectivos para colocarlos en los bolsillos de los pasajeros.Fue el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich , el encargado de ponerle rostro al aumento de tarifas para trenes, colectivos y subtes de la zona Metropolitana. Fue una sorpresa. Hasta ahora, las subas de tarifas se leían en el Boletín Oficial. Letras de molde, como le gustaba decir a la ex presidenta Cristina Kirchner. Ahora tienen cara de ciclista." "Allá lejos se puede ver una intención: empezar a rotar el subsidio de los empresarios a los pasajeros"Detrás de la suba se esconde el germen de un cambio. La tarifa social es, por lejos, la única noticia buena que hay en el anuncio y que intentará empezar a transitar el camino de las diferencias tarifarias. Siempre estuvo en la cabeza de Dietrich tener varios precios como una manera de reconocer las capacidades de pago. El ministro intentaría llegar en algún momento al extremo del sistema. En ese esquema ideal, el boleto tendría un solo precio y todos pagarían lo mismo. La diferencia está en que el Estado le depositaría en la tarjeta SUBE el dinero suficiente para solventar parte del pasaje a los grupos reconocidos como jubilados, trabajadores de casa de familia o tenedores de planes sociales, por ejemplo. Los que no pertenezcan a estos grupos beneficiados, pagarán el precio total. De esta manera, los empresarios recibirían la tarifa plena, volvería el incentivo para subir pasajeros y para mejorar el servicio. Así, se dejarían de depositar millones en los bolsillos transportistas.Sin embargo, el Gobierno sabe que este esquema es inalcanzable, al menos por ahora. El manejo inteligente de los datos de la SUBE aún está lejos de concretarse. Además, con una gran porción de la economía en negro, es difícil identificar a los usuarios que necesitan subsidios.En el camino, se empezó a diferenciar las tarifas. También Dietrich quiere consolidar viajes por tramos como sucede en otras ciudades del mundo. La gente que tiene que tomar dos o tres medios de transporte para llegar a su trabajo, en otras metrópolis, suele pagar un importe de ida y otro de vuelta, independientemente de la cantidad de medios que aborde. Pero acá se topó con al menos dos problemas. El primero, y más importante, es que a diferencia de otros lugares donde el sistema de transporte público es estatal y puede aplicarse ese criterio, acá pertenece a centenares de empresarios. ¿Quién dejaría de ganar si un pasajero que toma el tren en una localidad del segundo cordón del conurbano paga sólo el primer boleto? Nadie se quiere hacer cargo.El otro punto es tecnológico. Las tarjetas que utiliza el SUBE, que llegaron y se instalaron como una gran solución para el pago, no permiten grabar más de dos celdas. La primera se utiliza para grabar las cargas que cada usuario le hace y administrar los viajes. La segunda, por ejemplo, se usará ahora para que sepa que ese pasajero tiene tarifa social. No se puede grabar nada más, por ahora.Dietrich sabe que desarmar el sistema de subsidios a los colectivos llevará años. Cuando aún no era ministro se lo escuchaba decir que trataría de bajar el cheque a la mitad en cuatro años. Hoy inició el camino, con el agravante de tener que subir la tarifa sin poder nada a cambio. Las mejoras en el servicio, si llegan, tardarán años. Mientras tanto, todo es costo, tanto para los pasajeros como para el Gobierno.

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